Haré escala y pasaré la noche en Madrid. Al día siguiente cogeré vuelo a Amsterdam, y desde allí a Tokio. Llegaré a las 10:30, y entonces tocará coger un tren desde el aeropuerto al centro.
Allí un poco de metro... y después de un viaje de más de unas 36 horas ya estoy listo para incorporarme inmediatamente a la oficina en mi primer día de trabajo, todavía cargando con las maletas.
Creo que después de eso dormiré hasta el día siguiente como un bebé.
Si queda alguien por despedirse de mí, cenas ya no están disponibles. Quedan comidas y tardes de café.
O si no ya nos encontraremos a mi retorno, que será en Mayo, Junio, Agosto o Septiembre, dependiendo de la concesión de vacaciones.