jueves, 8 de enero de 2009

Viaje a las Rías Bajas

Y ya al día siguiente, arrancamos para Cambados. Marchamos David, Elena y yo en el coche, e hicimos una parada en Melide. Allí quede con Ana, para tomar pulpo con ella y la familia. El padre me la jugó vilmente, lo cual me dio mucha rabia, porque nos tuvo que invitar a los tres.

El sitio del pulpo riquísimo, no era el Ezequiel, pero estaba todo exquisito, destacando la especialidad.

Total, que uno de los motivos para visitar a Ana era devolverle las llaves de su piso en Pekín... y se me olvidaron en casa, con lo cual uno de los objetivos de pasar por Melide falló. Menos mal que fue igualmente una alegría estar con Ana y su familia.

Desde allí fuimos a dejar a David en Santiago, y ya continuamos a Cambados. Llegamos con el atardecer al Parador.

Decir que el parador estupendo, y a un precio razonable. Todo hay que decir que era temporada baja, y que de la oferta 2x1 que prometían... naranjas de la China.

Una vez dejamos las cosas en el parador, fuimos a dar una vuelta. Dimos una buena caminata por el paseo marítimo, y cenamos en una vinoteca en primera línea del paseo.

A la vuelta lo hicimos caracoleando un poco, y ya pudimos ver el plaza de Fefiñáns con su pazo y la iglesia de San Bieito.

Al día siguiente nos levantamos tarde, y fuimos a dar otro paseillo por Cambados. Vimos el ayuntamiento, la estatua del dios Baco, hecha por Francisco Leiro, la torre de San Sadurniño,  la casa del pescador (sólo por fuera porque estaba cerrada y había que pedir cita previa), y alguna que otra cosilla más (sobre todo carteles muy curiosos, como uno que decía peligro indeterminado, y otro que decía cuidado, caída al mismo nivel).

Con eso decidimos que era suficiente Cambados, y que tocaba rutear un poco con el coche. A la salida vimos "O muiño da seca", un molino reconvertido a museo. Fuimos sin rumbo fijo, pero al poco de salir de la población vimos carteles para Illa de Arousa, y nos pareció buen destino. Nada más llegar en una rotonda recién puesta que no tenía ningún sentido (al menos por el momento) giramos hacia la zona de playas. Aparcamos el coche y nos pusimos a caminar por el parque natural do Carreirón con sus "Cons". Fue un paseo estupendo por caminos por el medio de los arboles y en otros momentos al lado de la playa. Una pena que no tuviese casi señalización de la ruta, con lo cual  no estaba nada claro el camino. Me dio también pena que tuvimos que apurar un poco porque nos anochecía y tampoco era plan quedarse tirados perdidos en el monte.

Después de descansar un rato y repostar líquidos en un bar (creo recordar de nombre cañón), seguimos con el coche, y tras tener que desviar nuestra ruta por el paso de sus majestades los reyes de Oriente, llegamos al mirador del Santo, desde el que había buenas vistas, tanto de la isla como de las poblaciones colindantes de la ría. Otra vez coche, y después de otro paseo llegamos a vislumbrar el faro.

Cansados una vez más de tanta caminata, decidimos poner rumbo a otro pueblo, y acabamos en Vilagarcía de Arousa, justo a tiempo para ver los fuegos y el discurso de los reyes en el ayuntamiento (uno de ellos parece que se había tomado unos cuantos gin tonics, explicándoles a los niños que ahora en la casa blanca está un primo segundo de Baltasar, y entonces ya está casi solucionado lo de la crisis, y por tanto regalos para todos.)

Ya con el estómago lleno, intenté encontrar la parrillada Umia, dónde guardo muy buen recuerdo de comer hará ya unos 15 años (como pasa el tiempo) con mis padres un churrasco espectacular. Nos perdimos un poco, y otro poco nos dejamos perder, y llegamos al mirador de las tres lunas y al mirador del monte Lobeira. Ya empezando a preocuparnos porque estaban dando las 11 de la noche, decidimos centrarnos en la búsqueda del restaurante. Finalmente lo logramos... con la decepción de que estaba cerrado por ser Lunes. Pusimos rumbo a Cambados con la intención de parar en cualquier restaurante que quedase abierto por el camino... y finalmente topamos con el Churrasco de Rubians.

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