martes, 23 de septiembre de 2008

Japón: Día 6

Nos levantamos más bien tarde, a las 11. El día anterior habíamos hecho planes de lluvia, pero al final hizo buen día, lo cual nos cogió un poco desprevenidos.

Decidimos finalmente ir a ver el palacio imperial en la parada de metro Tokyo. Realmente acabamos paseando entre los jardines, pero sin llegar a ver el palacio. Pero bueno, según Sarah, tampoco me perdí tanto, porque no dejan acceder a su interior. Después fuimos a una calle (Omotesando-dori) que imita los campos elíseos, dónde al final se encuentra un puente dónde en teoría se encuentran toda esta gente rara disfrazada (la parada de metro y zona se llama (Harajuku). Una vez más tuvimos mala suerte, porque solo vimos dos por el camino, y poca gente pirada en el puente. Pero bueno... me lo puedo imaginar.

Seguimos andando por allí hasta que llegamos a un nuevo templo en un parque (el parque de Yoyogi). Retornamos por la calle de los campos elíseos, y cenamos en un café, un menú bastante occidentalizado, pero pese a todo distinto y original. Ya cogimos el metro hasta shiodome, y desde allí el monorail de la línea Yurikamome para ir a disfrutar de unas aguas termales o spa, el Oedo Onsen Monogatari. Está a un paso de la estación de metro Telecom Center.

Fue una autentita gozada. Te visten con un kimono, y andas descalzo por una zona de restaurantes. Ya allí, separan por sexo, y en unas taquillas te desnudas, para ir a las distintas minipiscinas. Las hay en de interior y exterior, así como una sauna. Todo con un nivel de lujo, y cuidando bien los detalles, que impresiona. Después de unas 3 horas relajándonos, nos dirigimos a Roppongi a quemar la ciudad como despedida.

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