sábado, 13 de septiembre de 2008

Viaje en familia. (Filipinas)

Llegamos a Manila, y tuvimos que esperar 5 horas mas por el vuelo que nos llevaría al paraíso, Boracay. Llegamos terriblemente cansados, y fue todo un poco catastrófico, porque yo pensé que la cosa estaría un poco mejor preparada para "guiris".

No había cajero, así que el cambio que nos dieron era muy malo. Una vez en el aeropuerto hay que coger un tuk tuk hasta el muelle, allí un frágil barco que lleva hasta la isla, y desde allí otro tuk tuk que te lleve al hotel. Tenia en mente ir al Niga Niga resort, pero no había hecho reserva al final. Llegar allí y ponerse a negociar... todo un poco estresante. Y eso, con comentarios de mi madrina del estilo de:
"Vinimos aquí castigados?".
"Dos pero no tres. A mi no me vuelves a engañar (en alusión a una vez que la lleve al faro de A Candieira en Cedeira, en el que dijo que lo paso horrible bajando por esa carretera)

Pero una vez allí, todo fue estupendo. Buenas comidas, paseos por la playa, masajes, vuelta a la isla en barca...

Nos llevaron a un sitio donde había unas cuevas fantásticas. Eso si, allí lo pase fatal, porque mi madrina dijo que se quedaría esperando, y cuando volvimos no estaba. Como había bastante viento y el mar estaba picado, y la mujer no aparecía por ningún lado, pensamos que se había caído al mar. Ella, tan pancha, se estaba fumando un piti en el rincón mas escondido de toda la isla. Que mujer...

También digno de recordar lo que disfrutaron tanto mi madrina como mi novia las happy hours. A las 5 de la tarde estabamos puntuales en la barra del bar para disfrutar de las vistas al mar con unos deliciosos cócteles. No es que yo no bebiese, pero creo que ellas le sacaron mayor rendimiento. Hasta hubo un día en el que a mi madrina le costaba subir las escaleras del bungalow...

Poco mas que se me venga ahora a la mente sobre Boracay.

Desde allí retornamos a Manila, donde nos acogió Pura en su casa, y ella se fue a otra al lado. Ya se lo dije en su momento, pero mejor lo repito ahora. Muchas gracias por la hospitalidad.

Por Manila paseamos por intramuros, con ruta en carroza. Dimos un paseo por la bahía. Cenamos en un restaurante español. Salimos de fiesta. Y creo que eso es básicamente todo. Tengo la sensación de que Filipinas cuenta con un montón de sitios preciosos, pero desde luego Manila me decepcionó. Tuvo que ser un lugar precioso con edificios coloniales españoles interesantes... hasta que Japoneses y Americanos no encontraron mejor campo de batalla que esa ciudad. Una pena.

Y ya de ahí, vuelta a Pekín, donde al llegar ya había mejorado bastante la temperatura.

No hay comentarios: